y es allí donde yo –yo– levanto la mirada –yo levanto la mirada –la mirada –es allí donde levanto la mirada y lo veo –yo–, lo veo: el mar. Por primera vez, después de días y días, verdaderamente lo veo. Y oigo su voz desmedida y el fortísimo olor y, dentro, su imparable danza, ola infinita. Todo desaparece y sólo queda él, frente a mí, sobre mí.
(Alessandro Baricco)